jueves, 6 de septiembre de 2012

Boletín MÁRTIRES OBLATOS



Un número más, el 19, entrará pronto en imprenta. En la portada, se recuerda que el próximo 28 de Noviembre de 2012 se celebrará por primera vez la FIESTA LITÚRGICA, con categoría de memoria libre, de los Beatos Francisco Esteban y Compañeros Márti-res. En la Postulación OMI de de Roma disponemos de un pequeño folleto (sólo en español y en italiano, por el momento) con el texto de la Misa y de la Liturgia de las Horas. Puede solicitarse a la siguiente dirección: Postulación General / C.P. 9061 / 00100 Roma-Aurelio / Italia.
En las páginas siguientes, pensando sobre todo a los que no tienen acceso al mundo digital, se recogen algunas celebraciones que se han ido celebrando, a lo largo del verano, en las localidades de donde son oriundos los Mártires Oblatos.
Si alguien no conoce aún dicho Boletín y le gustaría recibirlo gratuitamente, puede enviar sus dirección completa al Postulador General: martinez@omigen.org


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28 de Noviembre
Fiesta litúrgica de los Beatos
Francisco Esteban y Compañeros, Mártires


Por primera vez, el 28 de noviembre de 2012 podemos celebrar la memoria litúrgica de los 22 Oblatos y de Cándido Castán, Mártires, beatificados el 17 de diciembre de 2011. Es la fecha que, acogiendo nuestra “súplica”, ha fijado la Santa Sede, aprobando los textos litúrgicos. Entresacamos unos párrafos de la 2ª Lectura de la  Liturgia de las Horas

“Hombres apostólicos, dispuestos a sacrificar la propia vida por amor a Jesucristo….”


La Iglesia, preciada herencia que el Salvador adquirió a costa de su sangre, ha sido en nuestros días atrozmente devastada. En esta lamentable situación, la Iglesia llama a voces a los ministros a quienes confió los más preciados intereses de su divino Esposo, para que se esfuercen en reavivar con la palabra y el ejemplo la fe a punto de extinguirse en el corazón de buen número de sus hijos (…)
La consideración de estos males ha conmovido  el corazón de algunos sacerdotes celosos  de la gloria de Dios, que aman entrañablemente a la Iglesia, y están  dispuestos a entregar su vida, si es preciso, por la salvación de las almas.
¿Qué hizo, en realidad, nuestro Señor Jesucristo cuando quiso convertir el mundo? Escogió a unos cuantos Apóstoles y Discípulos que él mismo  formó en la piedad y llenó de  su espíritu y, una vez instruidos en su doctrina, los envió…
¿Qué han de hacer a su vez los hombres que desean seguir la huellas de Jesucristo, su divino Maestro, para conquistarle tantas almas que han sacudido su yugo? 
Deben trabajar seriamente por ser santos y caminar resueltamente por las sendas que recorrieron  tantos obreros evangélicos, que nos dejaron tan buenos ejemplos de virtud en el ejercicio del mismo ministerio al que ellos se sienten llamados. Deben renunciarse completamente a sí mismos, sin más miras que la gloria de Dios, el bien de la Iglesia y la edificación de las almas.
Deben renovarse sin cesar en el espíritu  de su vocación, vivir en estado habitual de abnegación, y con el empeño constante de alcanzar la perfección; deben trabajar sin descanso por hacerse humildes, mansos, obedientes, amantes de la pobreza, penitentes y mortificados, desapegados del mundo y de la familia, abrasados de celo, dispuestos a sacrificar bienes, talentos, descanso, la propia persona y la propia vida por amor a Jesucristo, servicio de la Iglesia y santificación de sus hermanos; y luego, con firme confianza en Dios, entrar en la lid y luchar hasta la muerte por la mayor gloria de su Nombre santísimo y adorable. (…)
Hay que intentarlo todo para dilatar el reino de Cristo, destruir el imperio del Mal, cerrar el paso a innumerables crímenes, difundir la estima y la práctica de todas las virtudes, llevar a los hombres a sentimientos humanos, luego cristianos, y ayudarles finalmente a hacerse santos. (De los escritos de S. Eugenio de Mazenod, Obispo y Fundador de los Misioneros Oblatos de María  Inmaculada)





 

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