domingo, 17 de marzo de 2013

Fervor religioso y espíritu oblato

Noviciado años 30: entre estos  novicios, algunos Mártires


El Beato Francisco Esteban Lacal, en calidad de superior mayor (provincial) de los Misioneros Oblatos en España, tenía que visitar las diversas comunidades oblatas de su provincia religiosa. Se llamaba “la visita canónica” (hoy preferimos decir “visita de familia”). Durante esos días, en actitud de escucha, hablaba con  todos y cada uno de los Oblatos y después reunía la comunidad, para compartir con ellos la evaluación de todo lo visto y oído y para darles orientación y consignas a seguir. Al final y en calidad de animador de la familia oblata, tenía que escribir un documento dejando constancia del acto. Era el “Acta de Visita”.
Del 20 al 22 de julio de 1933 (tres años antes del martirio) visitó el Noviciado de la Purísima, ubicado entonces en Romo, un barrio obrero de Las Arenas, no lejos del puente colgante de la ría de Bilbao. En esa casa-noviciado se iniciaron al conocimiento y vivencia de la vida religiosa y del carisma oblato casi todos nuestros Mártires. Algunos de ellos estaban entonces allí ese año y eran miembros de esa comunidad oblata, formada por  tres Padres, dos Hermanos, 7 Novicios y dos Postulantes para hermanos.

Tres años después, en julio de 1936, el Beato Vicente Blanco, superior de la comunidad de Pozuelo, dirigiría  allí mismo los ejercicios espirituales a los novicios que terminaban el año de noviciado. El P. Blanco regresó a Madrid en el último tren que pudo entrar en la Capital. Le hubieran acompañado los recién profesos, si no hubiera sido porque aún les estaban preparando el equipo de ropa. Ya no pudieron viajar. Esto los libró de la matanza.
Hemos trazado algunas pinceladas sobre la infancia de algunos Mártires. El Acta de Visita que transcribimos literalmente nos deja entrever qué aire se respiraba en el noviciado, año previo a la etapa del escolasticado de Pozuelo.




       Puente Colgante de Vizcaya visto desde Las Arenas

Reverendos Padres y amados Hnos.: La impresión favorable de que hablaba al empezar la visita se ha convertido durante ésta en íntima persuasión fundada en lo que yo mismo he podido ver y observar y en cuanto se me ha dicho.
        Sí, gracias a Dios, el espíritu que reina en la comunidad es el verdadero espíritu religioso. Ha sido para mí un gran consuelo el comprobar, y me complazco en dejarlo consignado en el Acta. La más completa armonía en la Comunidad, estricta observancia de la Santa Regla, edificante emulación por los ejercicios de piedad, son motivos más que suficientes para decir que en el Noviciado de Las Arenas reina verdadero fervor y sincero espíritu oblato.
        Amados Novicios, dentro de unos días habrá terminado para vosotros el año canónico del Noviciado, no creáis por ello termina vuestra obligación de tender cada día con más ahínco hacia la perfección. Os sentís fervorosos, apreciáis la Santa Regla y la observáis; pues bien, ese fervor, aprecio y observancia han de ir en aumento a medida que adelantáis en años de vida religiosa.
        Sobre un punto particular he llamar vuestra atención para lo futuro: No dejéis introducirse en vuestra alma el espíritu de independencia y libertad de que está saturado el ambiente contemporáneo. Tomad con frecuencia como asunto de meditación el capítulo de nuestras Santas Reglas sobre la obediencia, inspiraos en lo que allí se dice y manda, así seréis verdaderos religiosos, verdaderos Oblatos.
        Ese espíritu de obediencia y de sumisión a la Santa Regla, a las órdenes de los Superiores, será vuestra mejor salvaguardia y al mismo tiempo fuente de íntimos consuelos.
        Si lo hacéis así, vuestro Escolasticado será lo que debe ser, continuación del fervor del Noviciado y la digna preparación al Sacerdocio y al Apostolado.
        Dígnese nuestra excelsa Patrona concederos esa gracia en el día de su glorioso triunfo y de vuestra primera Oblación.
   Las Arenas 22 de Julio 1933

                Francisco Esteban, o.m.i.



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