martes, 29 de octubre de 2013

Hermano Marcelino Sánchez



 Marcelino Sánchez Fernández nació el 30 de diciembre de 1910 en Santa Marina del Rey, provincia de León y diócesis de Astorga. Esta villa, durante siglos, ha estado estrechamente relacionada con el obispado de Astorga, dado que el Cabildo de la catedral asturicense poseía tierras de labranza que mejorarían gracias al cauce de la Presa Cerrajera que toma sus aguas del río Órbigo  http://acebesdelparamo.weebly.com/presa-cerrajera.html.
Santa Marina siempre destacó por su religiosidad que ha dado como fruto muchas vocaciones consagradas y tres Mártires ya beatificados. Uno de ellos es Marcelino, que nace y crece en el seno de una familia numerosa y muy probada: de ocho hijos, seis murieron en vida de sus padres. Nuestro Beato bebió la devoción hacia Jesús Eucaristía desde su tierna infancia. De ahí era normal que surgiera su vocación al sacerdocio. Atraído quizás por otro Mártir de su pueblo, el Beato Juan Antonio Pérez Mayo, llamó a las puertas del juniorado  oblato de Urnieta (Guipúzcoa) para iniciar los estudios, que tuvo que interrumpir y volverse a casa por razones de salud. Lo intenta de nuevo; pero la salud es una rémora para sus estudios. Le proponen hacer optar por la vocación de hermano oblato, renunciando al sacerdocio. Acepta con generosidad, inicia el noviciado en Las Arenas (Vizcaya) y emite sus primeros votos en 25 de marzo de 1928. Permanece en la comunidad del noviciado prestando valiosos servicios como sastre y portero. En 1930 de inaugura el escolasticado en Pozuelo y es destinado a esa nueva comunidad, y se suma a las tareas de otros hermanos. Tres de ellos serán Mártires de la fe. Un Oblato, superviviente de la matanza, el P. Felipe Díez, dice de ellos: Vivían en su sacrificio ejemplar en los distintos ministerios que ellos tenían (…). De manera especial quiero  destacar el ejemplo de los Hermanos Coadjutores que desempeñaban con alegría las tareas más humildes en la comunidad y eran un estímulo para todos, dándonos un ejemplo alegre y sencillo en el trabajo cotidiano.

A continuación puede leerse la declaración que sobe el hermano Marcelino ofreció un familiar.


Santa Marina del Rey, puente sobre el Órbigo

Marino Álvarez Cantón


Soy sobrino político del Siervo de Dios Marcelino Sánchez Fernández. Las cosas que he sabido de él son por referencias de familiares, en concreto de mi suegro Angel Sánchez Fernández. También por la hermana del Siervo de Dios Cecilio Vega, llamada Manuela Vega.

La familia, religiosa y probada

        Los padres del Siervo de Dios Marcelino Sánchez eran Nicolás y Ángela. Eran labradores, en tierras de secano. Tuvieron ocho hijos, de los cuales murieron todos en vida de los padres y solamente quedó Ángel que era mi suegro. Este matrimonio era cristiano con una conducta moral buena.
       Por las referencias que tengo el ambiente familiar era bueno, apacible, religioso, con un corazón muy inclinado a perdonar.
       No obstante los condicionantes de su familia, Marcelino decidió seguir la vocación de oblato, a la cual se sintió llamado. La relación de Marcelino con su familia fue siempre muy buena.

 De niño fue “Tarsicio”

       Pertenecía en su infancia a la asociación de “los Tarsicios”, que se distinguía por su devoción a la eucaristía; y según las referencias anteriormente indicadas, era un niño y un muchacho que comulgaba con frecuencia.
       También por referencias de Manuela Vega sé que Marcelino iba todos los días en burro a ayudar a misa al párroco de Villamor, el pueblo del Siervo de Dios Cecilio Vega.

Un chico formal

Por las referencias que tengo, Marcelino tenía fama de ser un chico muy formal y, así como de un hermano mayor suyo, el segundo, decían que era un chico que hacía muchas travesuras, se le contraponía con su hermano Marcelino, porque a éste no se le conocía ninguna. Además era buen compañero y obediente a su padre y a su madre.

Hermano Oblato

       Según las referencias que tengo los hermanos coadjutores se incorporaban después del Noviciado al ministerio que les asignasen. Siempre le he oído decir a mi suegro, hermano de Marcelino, que a éste le destinaron a Pozuelo y le encargaron de ayudante de cocina, sastrería, de la granja, de la portería, y todos estos cargos en sucesivas épocas. También le oí decir siempre a mi suegro que el Siervo de Dios llevaba siempre el rosario.

Clima de hostilidad y primera detención en el convento

       Sobre el clima que existía en Pozuelo frente a los Misioneros Oblatos, mi suegro, con el cual yo he hablado muchas veces de estos temas, me contó que él deseaba ver a su hermano Marcelino, y conocer la suerte que había corrido, estando en Pozuelo y que los milicianos no le habían dejado pasar.
       Según las referencias de mi suegro, fue detenido en el Convento de Pozuelo con todos los que componían la comunidad. Según todos los datos que poseo la causa de la detención fue por ser religiosos. La misión que tenía él fue la que he descrito anteriormente y nunca estuvo implicado en cuestiones políticas.
       Sobre si preveía su detención yo estimo que sí, y me fundo en ello ya que, por las referencias que tengo, existían indicios, como amenazas y decir por parte de las autoridades que el Convento les pertenecía a ellos, que (los frailes) sobraban allí.
       Pudo evitar la detención, (pero) por razón de su fe y fidelidad a su comunidad quiso permanecer con todos ellos.
       Sin que pueda precisar la fecha exacta, sé que por fin los milicianos entraron en el Convento de Pozuelo y que los recluyeron en una habitación pequeña. Mi suegro me contó en varias ocasiones que a algunos de los oblatos les intentaron torturar arrancándoles las uñas.
       Tengo una idea no muy clara que en Madrid los componentes de la Comunidad fueron dispersados por distintas casas. Mi suegro me contó que Marcelino, estuvo con otros compañeros en casa de un sastre que hacía las sotanas para los Oblatos.

En la segunda detención, a la cárcel

       En cuanto a la segunda detención, lo que puedo decir es que fue una persona, sin que pueda precisar más, la que denunció al grupo de Oblatos que estaban en esa casa, que fueron inmediatamente detenidos, llevándoselos, según las referencias que tengo, a la Cárcel Modelo. Por referencias de supervivientes que estuvieron con mi tío, así como de otras personas seglares, las condiciones en que estuvieron en esa cárcel eran pésimas, maltratados, en cuanto a vejaciones físicas, morales (teniendo que oír blasfemias), mal alimentados, pasando frío. Por referencias de mi suegro, también supe que Marcelino fue sometido a interrogatorio con palabras y situaciones que dejaban mucho que desear en cuanto a la moral cristiana, teniendo que soportar continuas blasfemias en esos interrogatorios.
       El comportamiento del Siervo de Dios, según referencias de su hermano, fue siempre estar dentro de las normas de la vocación que había elegido. Con sus compañeros en la prisión tuvo una relación muy buena porque era una persona muy noble.

Fusilado en Paracuellos

       Sobre el hecho del martirio, los milicianos, en un momento dado, leían unas listas conocidas posteriormente como “las sacas” donde, conforme iban pronunciado el nombre de la persona, la sacaban a los camiones y en estos los conducían al lugar de la ejecución. Marcelino y los restantes Oblatos fueron conducidos, según las referencias que tengo, a Paracuellos o a la Casa de Campo. Yo me inclino a que fue en Paracuellos, pues, según el libro de Ian Gibson titulado “Paracuellos del Jarama”, reseña al Siervo de Dios Marcelino entre los que murieron en Paracuellos. En cuanto a la fecha, por referencias de mi suegro, fue el 28 de noviembre de 1936.
       Por todas las referencias que tengo, y teniendo en cuenta que mi tío era plenamente consciente de su fe, deduzco y estoy convencido de que preveía su martirio. Estando plenamente convencido de su fe, estimo que estaba plenamente convencido de su martirio y que la reacción ante el mismo fue de aceptación de la voluntad de Dios, consecuencia lógica de su vivencia de fe. El único móvil que le pudo guiar fue el de dar su vida por Dios, porque naturalmente no iba a sacar ninguna ganancia. Si pudo librarse de la muerte hubiese podido escapar del Convento de Pozuelo saltando las tapias, o también apostatando de la fe. Pero él prefirió seguir fiel a su vocación religiosa y cristiana. Por todas las referencias que tengo, estimo que él fue consciente que lo mataban por odio a la religión y por su condición de religioso.

Fama de martirio

       Mi suegro se enteró de la detención de su hermano por comentarios en el pueblo, y fue cuando vino a Madrid, pero, como ya he declarado, no pudo entablar contacto con su hermano. Posteriormente, acabada la guerra, supo que lo habían matado. Pasado el tiempo, alrededor de los años 60, al tener noticias más concretas de cómo fue la muerte de Marcelino, fue cuando lo tuvimos en la familia por mártir. En el pueblo no puedo precisar la fecha desde cuando se le tiene por mártir, pero desde hace muchos años. Sí puedo decir que hoy se les tiene por verdaderos mártires. Sobre los hechos que avalan esta fama de martirio puedo decir que mi suegro, que todos los días asistía a dos misas, rezaba a su hermano. Yo mismo he encargado la celebración de misas por su beatificación y siempre lo tengo in mente. Yo le rezo la oración de los Mártires Oblatos por la mañana y por la noche. En el pueblo me consta de mucha gente que le reza a él. También tengo que decir que entre las religiosas de San José de la Montaña, he hecho personalmente propaganda del Siervo de Dios para que se encomienden a él.

Amor a Dios y al prójimo

            La caridad para con Dios, según mi criterio, la vivió en un primer momento dejando todas las cosas de su casa, y más concretamente a su madre paralítica por seguir la vocación a la que se sintió llamado.
       En cuanto a la caridad para con el prójimo cuando iba de vacaciones al pueblo, ayudaba en el campo no sólo a su padre, sino también a otras personas del pueblo. Ya he declarado que, en la carta a la que he hecho referencia, muestra preocupación por su madre y ternura hacia ella.
            Yo pienso que Marcelino fue fiel a sus votos religiosos. Si mi tío entregó la vida por Dios, estimo que vivió la virtud de la fortaleza de forma heroica. Teniendo en cuenta cómo se vivía en las congregaciones religiosas hace 30 años, y lo digo por experiencia personal, necesariamente hubo de vivirla.












                 El Órbigo, río truchero   
                                                 Santa Marina, popular Feria del Ajo        




























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